José Manuel Capêlo nació en Castelo Branco (Portugal) en 1946 y murió en Campo Maior en 2010.
NASCI
EM SALAMANCA
Tal
como a Moisés, puseram-me num pequeno cesto de verga
lançaram-me
ao Tormes e fui dar – sem se saber bem como – ao Tejo
-
transpostas cordilheiras de montanhas de neves cálidas
esfíngicos
planaltos da Meseta, planícies de longas brumas e trigo reluzente
rios
paralelos a outros sem cor nem destino
olhos
vagos de apanhadores de sonho e distância –
quando
mãos capazes, que me transportaram à templária Castelo Branco
que
tal como em Salamanca, aí me fizeram nascer.
Bordejaram-me
o berço de ladainhas e fizeram com que soassem estridentes
os
sons antigos dos altos sinos da catedral secular da minha alegria e paz.
Salamanca
caminha como o Tormes: calma e antigamente
como
a sua memória e lembrança
essas,
dos anos e dos séculos, antigos e idênticos
como
a força que se me levanta das mãos e faço baixar
como
as persianas se correm e os olhares se perdem.
Nasci
em Salamanca.
Ontem,
como hoje e sempre, nasci em Salamanca.
Quem
nasce em Salamanca nasce para sempre.
Pelo
menos, nasci para a lembrança dos que me quiserem lembrar
como
os dias dos nossos anos e da nossa morte
afinal,
os únicos que ainda nos marcam e recordam.
É
grande a minha alegria, a alegria de pegar numa fotografia
e
ver-me nascido em Salamanca, cidade-berço da minha alegria
da
minha força, do frio gélido que me faz arder de imenso calor.
Lisboa, 14, Dezembro, 2004
para Alfredo Pérez Alencart
Nací
en Salamanca.
Tal
como a Moisés, me pusieron en un pequeño cesto de mimbre
me
lanzaron al Tormes y fui a dar – sin saber bien cómo – al Tajo
-
transpuestas cordilleras de montañas de nieves cálidas
enigmáticos
altiplanos de la Meseta, planicies de brumas y trigo reluciente
ríos
paralelos a otros sin color ni destino
ojos
vacíos de recolectores de sueño y distancia –
cuando
manos capaces, que me transportaron a la templaria Castelo Branco
que
tal como en Salamanca, ahí me hicieron nacer.
Bordearon
mi cuna con letanías e hicieron sonar estridentes
los
sonidos antiguos de las altas campanas de la catedral secular de mi alegría y
paz.
Salamanca
camina como el Tormes: calma y antiguamente
como
su memoria y recuerdo
esas,
de los años y de los siglos, antiguos e idénticos
como
la fuerza que se me levanta de las manos y hago bajar
como
las persianas cuando se enrollan y las miradas se pierden.
Nací
en Salamanca.
Ayer,
como hoy y siempre, nací en Salamanca.
Quien
nace en Salamanca nace para siempre.
Por
lo menos, nací para el recuerdo de los que quieran recordarme
como
los días de nuestros años y de nuestra muerte
al
final, los únicos que aún nos señalan y recuerdan.
Es
grande mi alegría, la alegría de coger una fotografía
y
verme nacido en Salamanca, ciudad-cuna de mi alegría
de
mi fuerza, del frío gélido que me hace arder por un inmenso calor.
Lisboa, 14 de diciembre de 2004
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