María Balbín nació en Caravia (Asturias) en 1877 y murió en Oviedo en 1961.
CUERRE UN REGATU...
Cuerre
un regatu per aquí cerquina
que
s´acolumbra desde mio ventana
y
nél finxen los rayos de la lluna
per
entre los manoxos d´espadaña
cintes
birllantes de cristal cuayáu
y
madexines qu´asemellen plata.
Tán
durmiendo tranquilos los mios fíos
cola
risa esparcía pela cara
que
ye´l reflexu de los anxelinos
con
quien suañando tán ena so cama.
Cuasi
rindía de los mios llabores
que
son abondos, sin mentir migaya,
sentéme
a descansar xunto a la mesa
que
tengo ena salina de mio casa
y,
como si fos obra d´un ensalmu
non
pudi remediar la pigazada
y
alcomencé a sueñar qu´unos neñinos
tirándome
cadunu pela saya
cantábenme
veyures a la vez
quitándose
unu al otru la palabra.
Nun
eren gayasperes les ñoticies
nin
taben fartuquinos pela traza,
escalzos,
esgamiaos, mal vistíos..
¿pa
qué me buscará asta cominaya?
¡si
fora rica!, dixe, ¡si tuviera!...
mas
"quien tuviera", nunca valió nada.
Lo
único que tengo ye una pluma,
que
fai tiempo está ociosa y hai qu´usala,
-porque
quiér Dios qu´acierte delles veces
aunque
lo más del tiempu está sgayada-
pa
escribir en mio bable cosiquines
que
sele, seliquín lleguen al alma.
Y
suañé que coyía la mio pluma
y
poqueñín a pocu l´amugaba
en
mesmu corazón, y me salía
de
versos duciquinos empapada.
Llueu
vi que los versos esñalaben
semeyando
talmente una bandada
de
palombines blanques que col picu
mesmamente
d´oru, en cada casa
posaben
el papel que yo escribía
y
semaben tenreces en el alma
d´aquellos
que sobrando-yos daqué
pueden
bien apartar una tayada
pa
vestir y calzar a los neñinos
que
m´estaben tirando pela saya.
CORRE UN REGATO...
Corre
un regato por aquí cerquita
que
se vislumbra desde mi ventana
y
en él fijan los rayos de la luna
por
entre los manojos de espadaña
cintas
brillantes de cristal cuajado
y
madejitas que parecen plata.
Están
durmiendo tranquilos mis hijos
con
la risa esparcida por la cara
que
es el reflejo de los angelitos
con
quien están soñando en su cama.
Casi
sin fuerzas de hacer mis trabajos
que
son muchos, sin mentir en nada,
me
he sentado a descansar junto a la mesa
que
tengo en la salita de mi casa
y, como si fuese obra de un ensalmo
no
pude remediar la dormitada
y
comencé a soñar que unos niñitos
tirándome
cada uno de la falda
me
contaban bagatelas a la vez
quitándose
uno al otro la palabra.
No
eran alegres las noticias
ni
estaban hartos por el aspecto,
descalzos,
destrozados, mal vestidos,
¿para
qué me buscará esta pequeñez?
¡si
fuera rica!, dije, ¡si tuviera!...
mas
"quien tuviera", nunca valió nada.
Lo
único que tengo es una pluma,
que
hace tiempo está ociosa y hay que usarla,
-porque
quiere Dios que acierte algunas veces
aunque
mayormente está desgajada-
para
escribir en mi bable cositas
que
suave, tranquilito llegan al alma.
Y
he soñado que cogía mi pluma
y poco
a poco la humedecía
en
el mismo corazón, y me salía
de
versos dulces empapada.
Pronto
he visto que los versos volaban
semejando
totalmente una bandada
de
palomitas blancas que con el pico
exactamente
de oro, en cada casa
posaban
el papel que yo escribía
y
sembraban
ternuras
en el alma
de
aquellos que sobrándoles algo
pueden
bien apartar una tajada
para
vestir y calzar a los niñitos
que
me estaban tirando de la falda.
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