Juan Menéndez Pidal nació en 1858 en Madrid, donde murió en 1915.
SEÑALDADES
¡Maruxina,
Maruxina,
Nial de miós
pensamientos
Que esnalando,
y esnalando,
Como paxarinos
tienros
Fartucos d'
andar p' el mundu,
Sin topar n'
el mundu fuelgu,
Ván nochase
los probinos
De tó memoria
'n el ñeru !
Hoy lloñi de
tí, mialma,
Hoy lloñi de
tí flaquezco,
Y quiero tar
xunto á ti
Siquiera co 'I
pensamientu:
Ende van mis
señaldades
Como paxarinos
tienros;
Ende van los
miós amores
So les
aliquines dellos.
Cuando
alleguen cabo á tí,
Co los tos
brazos abiertos
Aguardalos,
Maruxina;
Sal, mió neña,
escontra dellos;
En regozos de
to saya
Fay que se
posen d' un vuelu,
Y afalágalos,
mió vida,
Calécelos en
to pecho
Non sía qu' á
morrer vayan
Tarrecidos por
el xelu:
Failes ñeru en
tos manines;
Y, como yes
madre dellos,
Su piquín en
la tu boca,
Dayos tu misma
limentu
Qu' ansina,
por tí cebados,
Vevirán los
miós recuerdos.
¡ Paxarinos
del amor !
Paxaretinos
parleros
Qu' alegran
mió triste vida
Cantando en
mió pensamientu,
Enguedeyados
los probes,
Enguedeyados y
presos
En 'os
bardiales d' escayos
De miós
llaceries sin cuentu;
En sin ver la
lluz del sol,
Que siempre
enfoscan mió cielo
Neblinas de
señaldá
Y el orbayu de
miós güeyos:
Cuando
alleguen xunto á tí,
En sin alendar
y secos,
N' fonte de
tus amores
Dayos de
beber, mió cielu,
Que van
ardiendo de sede,
Por to
querencia morriendo.
Cúidamelos,
Maruxina;
Non niegues
agua al sedientu,
Y Dios te lo
pagará
Como han
pagátelo ellos
Amorosinos
cantando,
Cantando sones
melgueros
Al pié de la
tó quintana
En los árboles
del güertu:
T' arrollarán
al dormite
Como una madre
al so neñu;
Por la nuichi,
cuando dormias,
Oiraslos
cantar en sueños;
Oiraslos al
ser de día
Cuando
seliquín el vientu
Ximielgue les
verdes fueyes,
Pinte la lluz
los peñedos,
Y aún el
llucerín del alba
Pestañe solu ' nel cielo.
Y si quiciabes
morrieres,
Dios non me
premita vellu;
Non se
escaecerán de tí
Que en el
mismu cementeriu
Quexaríanse,
esnalando
Sobre to
defunto cuerpo;
Maruxina,
Maruxina,
Nial de miós
pensamientos.
¡Maruxina, Maruxina,
Nido de mis pensamientos
que volando y volando,
como pajarillos tiernos
hartos de andar por el mundo,
sin hallar en el mundo aliento,
se recogen los pobrecitos
de tu memoria en el nido!
Hoy lejos de ti, ay,
hoy lejos de ti enflaquezco,
y quiero estar junto a ti
al menos con el pensamiento:
ahí van mis añoranzas
como pajarillos tiernos;
Ahí van mis amores
bajo las alas de ellos.
Cuando llegan junto a ti,
con tus brazos abiertos
espéralos, Maruxina;
sal, mi niña, hacia ellos;
en el regazo de tu falda
haz que se posen de un vuelo,
y acarícialos, mi vida,
dales calor en tu pecho
no sea que se mueran
ateridos por el hielo:
hazles nido en tus manos;
y, como eres madre de ellos,
su piquito en tu boca,
dales tú misma alimento
que así, por ti cebados,
vivirán mis recuerdos.
¡Pajarillos del amor!
Pajarillos habladores
que alegran mi triste vida
cantando en mi pensamiento,
atrapados los pobres,
atrapados y presos
en los zarzales de espinas
de mis desdichas sin cuento;
sin ver la luz del sol,
que siempre nublan mi cielo
nieblas de melancolía
y la llovizna de mis ojos:
cuando lleguen junto a ti,
sin respirar y secos,
en fuente de tus amores
dales de beber, mi cielo,
que van ardiendo de sed,
por tu querencia muriendo.
Cuídamelos, Maruxina;
no niegues agua al sediento,
y Dios te lo pagará
como te lo pagarán ellos
cantando amorosamente,
cantando sones alegres
al lado de tu quintana
en los árboles del huerto:
te arrullarán al dormirte
como una madre a su niño;
por la noche, cuando duermas,
los oirás cantar en sueños;
los oirás al ser de día
cuando despacito el viento
agite las verdes hojas,
pinte la luz en las peñas,
y aún el lucero del alba
pestañee solo en el cielo.
Y si quizás murieses,
Dios no me permita verlo;
no se olvidarán de ti
que en el mismo cementerio
se quejarían volando,
sobre tu difunto cuerpo;
Maruxina, Maruxina,
nido de mis pensamientos.
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