Wisława Szymborska nació en Bnin (Kórnik, Polonia) en 1923 y murió en Cracovia en 2012.
HATRED
See how efficient it still is,
how it keeps itself in shape -
our century's hatred.
How easily it vaults the
tallest obstacles.
How rapidly it pounces, tracks
us down.
It's not like other feelings.
At once both older and
younger.
It gives birth itself to the
reasons
that give it life.
When it sleeps, it's never
eternal rest.
And sleeplessness won't sap
its strength; it feeds it.
One religion or another -
whatever gets it ready, in
position.
One fatherland or another -
whatever helps it get a
running start.
Justice also works well at the
outset
until hate gets its own
momentum going.
Hatred. Hatred.
Its face twisted in a grimace
of erotic ecstasy…
Hatred is a master of contrast -
between explosions and dead
quiet,
red blood and white snow.
Above all, it never tires
of its leitmotif - the impeccable
executioner
towering over its soiled
victim.
It's always ready for new challenges.
If it has to wait awhile, it
will.
They say it's blind. Blind?
It has a sniper's keen sight
and gazes unflinchingly at the
future
as only it can.
EL
ODIO
Mira
cuán eficiente sigue siendo,
cómo
se mantiene en forma -
el
odio de nuestro siglo.
Cuán
fácilmente salta sobre los más altos obstáculos.
Cuán
veloz se nos abalanza encima, nos localiza.
No es como los demás sentimientos.
Más
viejos, y más jóvenes, al tiempo.
El
odio alumbra las razones
que
le habrán de dar vida.
Cuando
duerme, nunca se trata de un descanso eterno.
Y
no dormir no le agotará sus fuerzas; las alimenta.
Una u otra religión -
cualquiera
que sea le motiva, colocándolo en posición.
Una
patria u otra patria -
no
importa cuál patria sea la que le impulsa.
De
entrada, al odio le sirve hasta la justicia
para
conseguir ponerse en marcha.
El
odio. El odio.
Su
rostro retorcido en un rictus
de
éxtasis erótico…
El odio es un maestro del contraste -
entre
explosiones y un letal silencio,
sangre
roja y blanca nieve.
Por
encima de todas las cosas, nunca se cansa
de
su leitmotiv - el verdugo impecable
erguido
sobre su manoseada víctima.
A toda hora está preparado para nuevos desafíos.
Si
tiene que esperar mucho tiempo, el odio espera.
Dicen
que es ciego. ¿Ciego?
Tiene
el ojo avizor de un francotirador
y
no deja de mirar fijo, sin parpadear, hacia el futuro
como
solo él puede hacerlo.
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